Hoy te voy a hablar de 3 ciudades de Marruecos, pero antes de empezar quiero hablarte un poco del color azul.
El Azul es uno de los 3 colores primarios. Muestra los sentimientos de la confianza y la simpatía pero también de la tranquilidad y el sosiego. También representa al infinito y a mí me suele transportar a bonitos lugares. Piensa que tanto el mar como el cielo -elementos muy presentes en los viajes- son de color azul.
El azul también es el color predominante de estas tres ciudades del norte de Marruecos -Chaouen, Larache y Asilah- que han (re)conquistado mi corazón. Solo 14 kilómetros nos separan de nuestros vecinos del sur. Esto hace que seamos en ocasiones sorprendentemente iguales y otras veces sorprendentemente diferentes del pueblo marroquí.
Marruecos es un país de continuos contrastes, donde la vida se vive fuera. Se vive en la calle y sus mercados, se vive al lado del río, se vive junto al desierto y se vive en los salones de té.
Pero piensa que el azul también es frío aunque se asocia con la parte más intelectual de la mente, la concentración o la armonía. Si una ciudad es azul… ¿Cómo crees que serán sus habitantes? ¿Cómo te sentirás en ese lugar? Sigue leyendo y descubrirás lo que yo sentí en los días que visitamos Chaouen, Larache y Asilah.
Chaouen, la perla azul.
Si unes el adjetivo azul con el país Marruecos probablemente pienses en Chaouen de forma automática. Es la ciudad azul por excelencia, y no es para menos. Su fama la tiene más que ganada.
Era la segunda vez que la visitaba -la primera fue hace 8 años- y para ser sincera esperaba más. En mi primera visita la recorrí sus calles entusiasmada y caminé durante horas por los senderos del Rif. Esta ciudad me había enamorado. Eso hizo que deba recordar esta frase una vez más. El grado de decepción depende del grado de expectativas.
Chaouen a la de una, a la de dos…
La realidad es que Chaouen está hoy masificada de turistas y te echa un poco para atrás… Ya ha anochecido. Es 31 de diciembre por la tarde y muchos españoles estamos por aquí… Hay un hotel español que monta una fiesta de nochevieja, con cotillón y muchas agencias de viajes han elegido como destino este lugar.
Decidimos cenar y huir de todo para cambiar de año tranquilamente en nuestro hotel, más apartado del centro. La visitaremos a la mañana siguiente, cuando estén todos pasando la resaca.
Empezamos el año madrugando cuando quizás nuestros amigos que lo están celebrando en España aun no se han acostado. Pero es domingo y la medina está a medio gas, sin esa vida que caracteriza a las medinas de Marruecos. Lo que más abunda son puertas azules cerradas a cal y canto por lo que decidimos irnos a disfrutar del día en el campo.
Cogemos el coche y nos dirigimos a Akchour, localidad a menos de una hora de Chaouen. Esta pequeña localidad es la entrada al Parque Nacional de Talambote. Recomendable. Decidimos hacer la ruta hacia el Puente de Dios, la más cortita de las dos que hay. Dura poco más de dos horas. Al terminar tienes un restaurante para reponer fuerzas.
Y a la de tres por fin disfrutamos del azul de Chaouen
Al día siguiente de nuevo es el turno para Chaouen, su tercera oportunidad. Pero esta vez no nos decepcionó, por fin la disfrutamos en plenitud. Un espléndido sol nos acompañó durante todo el día. Dimos vueltas y más vueltas en cada rincón: la medina estaba pletórica.
Niños jugando con los trompos, señoras haciendo las compras, gatos negros que contrastan con el azul de las callejuelas, repartidores con coloridas bombonas de butano, polvos de colores para dar vida a las paredes.
A medida que caminamos vamos descubriendo sus callejuelas, las tiendas de especias, de cuero, diminutos establecimientos con dulces magrebíes e incluso alfombras de colores para iluminar aún más la ciudad.
Terminamos nuestro periplo en el río, tomando un zumo de naranja y admirando cómo las mujeres siguen lavando en el río con total naturalidad. En este momento el tiempo parece detenerse mientras contemplo las montañas del gran Rif. Tenemos que volver a subir, me prometo a mí misma.
Va cayendo la noche, esperaba un atardecer que al final no me enamora pero la ciudad se ve con otros ojos. En este momento también me doy cuenta que hasta el color de los taxis es azul.
Dormir en Chaouen
Para dormir en Chaouen hay una oferta bastante grande. Te dejamos un listado de enlaces con diferentes alojamientos para que elijas el que más te guste. Muchas veces los más baratitos están casi tan bien como los más caros y no merece la pena pagar la diferencia.
En este otro enlace tienes bastante información práctica de Chaouen
Larache, la gran desconocida
Iba a ser una ciudad de paso en la que nos encontraríamos con dos grandes amigos malagueños pero se convirtió en el gran descubrimiento de este viaje a Marruecos. Nos encantó.
Larache es una ciudad tranquila, sin tanto agobio ni ruido como el que se ve en otras ciudades de Marruecos. Está marcada como todas por la llamada a la oración. Pero en este caso se siente más: el tiempo parece detenerse y marca el paso de los fieles a la oración.
Esta ciudad azul te invita a recorrer su medina, diferente a las demás, ya que tiene una plaza enorme dentro de ella, empedrada, fruto de su pasado conquistado por España.
Si vas andando por la calle que te lleva a la Kasbah encontrarás el mar. En este lugar hay multitud de lugareños donde disfrutan de un té mientras ven la puesta de sol, o simplemente escuchan música animadamente. Estaban entusiasmados porque compartiéramos un rato con ellos, no había apenas turistas y disfrutamos de una velada tranquila y sin prisas.
Asilah, una mirada al mar
Ya había visitado esta ciudad hace años pero no recordaba bien la limpieza de sus calles, ni el azul de sus paredes contrastado con el arte callejero multicolor que respira la medina. Cada año hay un festival de artes donde el escenario reside en la calle como un elemento de transformación social. Una iniciativa que permite a la ciudad renovar sus murales continuamente.
En Asilah se respira paz y buen rollo y te das cuenta nada más llegar. Prisa mata amigo suelen decir los marroquíes y en este lugar la siguen al pie de la letra. No tengas prisa por reservar un lugar, pedir comida o comprar el pan. Paciencia y espera. Recuerda, Prisa mata amigo…
Es un buen momento para tomar té y escribir en el diario. Saborear cada sorbo mientras contemplo a las personas pasar. Son las 10 de la mañana y muchos puestos aún no están abiertos. Es la hora del café, y los salones de té están atiborrados de hombres que charlan tranquilamente. Pocas mujeres se detienen en ellos.
Pasamos el día paseando por la medina y la playa hasta llegar al mirador, donde el mar y un cementerio musulmán son los protagonistas. Estamos acompañados de músicos callejeros que animados tras el atardecer entonan cantos bereberes.
Es Asilah. Tranquilidad (en invierno), buen rollo y un marco excepcional. No dejes de visitarla en esta época del año si tienes la ocasión. Te dejamos un listado de alojamientos en Asilah para que puedas reservar el que más te guste. Mira que se pueda cancelar de forma gratuita que nunca se sabe.
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7 comentarios en «Las 3 ciudades azules de Marruecos»
Hola Gloria. En primer lugar gracias por el enlace; entiendo que la intención final es proporcionar la mejor información adicional sobre Chaouen que habéis encontrado, y que por tanto sobre todo estabais pensando en el lector, pero aun así te lo agradezco infinitamente por la visibilidad hacia nosotros que ello implica.
Con respecto a que el atardecer en Chaouen no te enamoró, si piensas ir de nuevo (que intuyo que si, por el relato) te aconsejo subir hasta la mezquita del Buzafar (la que se conoce como la mezquita en ruinas). Será, si mal no recuerdo, menos de una hora de caminata (probablemente 30-40 minutos) subiendo un camino no muy empinado. Ver desde allí el conjunto de la medina de Chaouen y cómo se esconde el sol justo detrás es espectacular (de hecho se suelen congregar decenas de personas).
Saludos!
Hola Rafael.
Os enlazamos porque estuvimos buscando información en vuestro blog y además ya hemos colaborado con Mari Luz en alguna ocasión.
Nos apuntamos el consejo de la mezquita para la próxima.
Un saludo
¡Qué azulo más intenso! Hicisteis bien de disfrutar de las ciudades en Año Nuevo, cuando el resto de la gente está con la resaca. De Larache la verdad es que no había leído ni visto nada. Me encantan esos sitios a los que vas y los locales se vuelven locos contigo porque no hay casi turistas! Muy buen post compis!
Un abrazo!
Dracias Daniel
Te recomendamos que vayas pero en invierno. En verano si que nos dijeron que hay más gente.
Un abrazo
Ciertamente siempre habíamos asociado el color azul a Chaouen. No teníamos ni idea de que hubiera más «ciudades azules» en Marruecos… ¡pero si hasta los taxis son azules! 😉
Con todo y pesar del exceso de turistas (¿qué lugar del mundo no lo sufre ya?) tenemos pendiente una visita al país vecino. ¿Quién sabe? Quizá para la próxima Nochevieja… 😉
Un abrazo!
A nosotros la verdad nos fue muy bien por allí exceptuando el incidente del alojamiento. Os recomendamos ir pronto por Marruecos!!!
Un abrazo
Qué bueno el post,
me apunto las dos últimas que no las conocía y además tienen salida al mar y para un viaje de verano pueden estar bien visitarlas. Fui a Marruecos solo una vez y estoy buscando una segunda. Siempre lo tengo en mente pero por una u otra cosa no llega. A ver si de esta…
un saludo!
Irene