El tren de las Tierras Altas de Sri Lanka pasa por unos parajes preciosos y se ha convertido en algo más que un medio de transporte. A nosotros nos habían hablado tanto y tan bien del recorrido que no dudamos en dedicar un día de nuestro viaje a montar en él pese a que viajábamos por la isla en tuk tuk que conducíamos nosotros mismos.
Al tener el tuk tuk para todos nuestros desplazamientos había que coger el tren a posta. Nos decidimos por hacer el trayecto que va desde Hatton a Ella que dura unas tres horas por dos motivos:
- Mirando en varios sitios leímos que en este trayecto están los mejores paisajes.
- Cómo sale por la mañana nos daba tiempo a visitar esta localidad y volver a Hatton en otro tren ya de noche.
En el siguiente relato ilustramos nuestra experiencia viajando en el tren. Finalmente no fue tan idílica como nos hubiese gustado. Aun así es justo decir que dimos el día como bien empleado y que en algunos momentos del trayecto se ven unas vistas impresionantes.
Ida
Son las 09:00 am y estamos en la estación de Hatton. Gloria y yo aguardamos por un tren que se hace de rogar mientras me dedico a observar a las personas que están conmigo allí en una soleada mañana de julio. Pronto descubro que en ese andén todo anda un poco revuelto. Se dispara una foto detrás de otra y se escuchan varias conversaciones casi a voz en grito debido a la impaciencia por subirse al tren que acecha en todo momento en el ambiente.
No es para menos: vamos a realizar el trayecto del Tren de las Tierras Altas de Sri Lanka, uno de los recorridos más bonitos del mundo que se pueden hacer en tren según innumerables artículos y guías de viaje. Al fin subimos y tomamos asiento en el vagón de tercera que nos corresponde. Hemos decidido no comprar los billetes más caros, especiales para turistas, buscando una experiencia algo más auténtica.
Comienza un dulce traqueteo y pronto nos damos cuenta de que no vamos a disfrutar exactamente de la experiencia que imaginamos meses atrás planificando el viaje. Por la ventana van pasando bosques, puentes, cascadas y muchísimas plantaciones de té mientras el tren circula a ratos por encima de vertiginosas estructuras de metal. En algún momento se llegan a ver unas vistas espectaculares de los valles pero eso es lo de menos.
Ante nosotros hay multitud de manos, pies, caras e incluso medios cuerpos que no paran de sobresalir por alguna puerta o ventana del tren en busca de la foto más graciosa o menos vista en las redes sociales. Mientras tanto vendedores de fruta, de bebidas, de dhal o de dulces gritan incansables a la espera de que cualquier turista caiga en la tentación.
Y llega de repente la oscuridad, pasamos un túnel. Los turistas gritan extasiados mientras los pocos locales que van en el tren se miran entre sí con cara de incrédulos. ¡Qué bonitos serían oscuridad y silencio en un mismo espacio!
Vuelta
Somos los únicos occidentales que hacemos el trayecto de vuelta desde Ella, ha anochecido y nuestro billete vuelve a ser de tercera. Al subir a este segundo tren los vagones han envejecido, los bancos son de madera y ya no están las mesas en donde por la mañana se apoyaban cámaras, palos selfie y zumos. Parece que hemos retrocedido en el tiempo bastantes años.
No hay ventiladores, ni agarraderas y por supuesto ni un turista, solo nosotros nos salimos un poco del target habitual de usuario de este segundo tren en un vagón lleno de cingaleses. El verde del exterior se ha convertido en negro, en oscuridad que solo interrumpe el paso del tren. Además la noche nos guarda una sorpresa, el cielo estrellado de una noche sin luna.
Un hombre enciende un cigarro justo al lado de un letrero de prohibido fumar. Nos mira y segundos después nos hace una foto con flash mientras sonríe. Gloria le replica la sonrisa y comienza a hablarnos en su idioma como si entendiesemos perfectamente lo que dice. Al momento comenzamos a gesticular para tratar de entablar una torpe conversación.
En este tren ya no se ve el famoso paisaje pero el viaje es infinitamente más agradable.
9 comentarios
Es cierto que el exceso de turistas suele entorpecerlo todo… así y todo creo que siempre vale la pena experimentar aunque no termine siendo como creíamos. Los viajes son también esto.
Ya pero la verdad es que da bastante rabia ver sitios que podrían ser geniales con tanta gente.
Tú también eres gente para los demás.
¡Qué pasada de viaje! además qué mejor que viajar como el propio de cada sitio, sea un tren de tercera o lo que sea. Fíjate que no es un destino que me había planteado hasta ahora. Te sigo en tus próximas entradas, saludos viajeros. LoBo BoBo
Gracias por el comentario Lobo Bobo!! Ya sabes si finalmente te animas a ir que sea alquilando un tuk tuk que no te aprrepintirás!!
Me ancantan los viajes en tren aunque este con tanta gente no creo q se disfrutara mucho. Suerte que la vuelta fue as autentica
Hola Verónica! Gracias por pasarte por aquí. La verdad que también fue divertido pero si es verdad que la vuelta fue mas auténtica!! 🙂
Tenemos ese miedo de que el trayecto nos agobie en vez de gustarnos… lo recomendáis a pesar de ser turístico?
Un abrazo!
Hola Nuria.
Lo recomendamos sin duda aunque sea turístico. Los paisajes son preciosos.
Un saludo