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Visita al mercado local de Asilah, Marruecos

Hoy te voy a hablar del mercado local de Asilah, un lugar en el que aun hoy puedes ver y sentir de primera mano la tradición de Marruecos. Y es que en este mercado tradicional aun puedes encontrar a campesinos que van hasta allí en su burro para vender sus productos de primera mano, tal y como se hacía antaño. Mientras recorres el mismo también encontrarás todo tipo de artesanos que trabajan allí mismo.

Y es que en el mercado puedes encontrar prácticamente de todo. En primer lugar alimentos: en el mercado local de Asilah hay frutas y verduras, carne, pescado, especias y todo lo que se te ocurra. Todo bien organizado por secciones, todos los puestos que venden el mismo producto están juntos. A parte de eso hay todo tipo de tiendas al estilo de las medinas tradicionales. Cuero, mimbre, artilugios de madera o latón y productos más elaborados.

Mercado local de Asilah
Aparcamiento de burros del mercado de Asilah

Antes de meterme en faena un consejo. Si vas a viajar a nuestro vecino del sur próximamente es imprescindible que soluciones dos temas antes de salir de casa. El primero es llevar un buen seguro de viaje que te cubra en caso de cualquier incidencia médica. El otro tema que te recomiendo mirar previamente es cómo cambiar dinero en Marruecos. Hay tarjetas que te ayudan a hacerlo con unas condiciones muy ventajosas.

ALOJAMIENTO EN ASILAH

Si buscas donde alojarte en Asilah te recomiendo que lo hagas en un riad como el Christina’s House. Es la típica casa tradicional marroquí y como puedes ver en las puntuaciones y los comentarios no le falta detalle alguno.

La idiosincrasia marroquí

Marruecos atrae al turista occidental en busca de una experiencia diferente, exótica, huyendo de la cotidianeidad de su lugar habitual. Atrae también al turista que disfruta comprando (barato) y regateando. Y es que la relación calidad-precio de los productos marroquís no tiene nada que ver con la de los españoles: productos hechos a mano, únicos, y a precios casi irrisorios para un europeo con sueldo medio.

Los marroquís son comerciantes por naturaleza y por tradición; al igual que el resto de pueblos árabes. Llevan el arte de la negociación en la sangre. Saben cómo vender y saben cómo hacerte sentir que has salido ganando, al tiempo que se frotan las manos por haber sacado al turista más dinero del esperado.

Las dos partes salen victoriosas y sobre todo todos los elementos implicados se llevan una pequeña comisión. El turista busca un restaurante, un lugareño advierte que está perdido y lo asalta ofreciéndose como guía al mejor restaurante del pueblo. El dueño del restaurante gana clientes, el guía se lleva una comisión por llevarlos y los clientes comen comida típica sin hacer mucho esfuerzo en buscar. Todas las partes ganan. Es su filosofía de vida.

En ocasiones el Norte de Marruecos guarda gran parecido con la España de la posguerra y de Franco. No me refiero solamente a la arquitectura de sus edificios, sino también al carácter de sus gentes (mirones, desconfiados y exageradamente trabajadores) y sus formas de vida.

Cómo llegar hasta el mercado local de Ahsilah

Si viajas a Marruecos en tu propio vehículo lo tienes muy fácil. Solo debes preguntar y conducir los 15 km que separan Asilah del lugar en el que se pone el mercado local. Si no dispones de transporte propio tienes varias posibilidades.

  • Contratar un taxi con conductor acompañante para todo el día. Es lo que decidamos hacer nosotras y fue un acierto.
  • Ir en un taxi compartido desde Asilah. Pregunta donde se toman, compartir taxi es toda una experiencia.
  • ¿Has pensado en hacer autostop? En Marruecos esta práctica aun es bastante común y puede ser muy gratificante, sobre todo si dominas el francés.

Si aun no tienes muy claro cómo vas a ir a Marruecos otra posibilidad es ir con un viaje organizado. Esta ruta de 4 días cubre bastante bien el norte del país, mercado de Asilah incluido.

De camino al mercado local de Asilah

De camino a un mercado local a unos 15km de Asilah, localidad al noroeste de Marruecos, me invade la sensación de haber retrocedido varias décadas en el tiempo. Me resulta inevitable no pensar en las historias que me contaba mi madre de cuando ella era una cría y mi abuela tenía que sacar adelante a 4 hijos ella sola, sin más apoyo que el de un hermano sordomudo.

Ellos vivían en una pequeña aldea y la “ciudad” más cercana estaba a 30km de distancia. Mi abuela una vez cada dos o tres meses andaba esta distancia, durante más de 6 horas, para vender los huevos y las gallinas que llevaba criando durante meses. Por eso, durante el trayecto en taxi desde Asilah, mi mente viajaba en el recuerdo al divisar a los marroquís andando en grupo o montados en burra de camino al mercado.

Mercado de Asilah
Mujer en burra camino mercado Asilah

El paisaje iba cambiando a medida que nos acercábamos más al pueblo donde se montaba el mercado cada domingo. El ajetreo de la medina y las llamadas de atención de los comerciantes de Asilah, daban paso a la tranquilidad de un océano Atlántico casi calmo. Es el mismo océano que baña mi querida Galicia, sin embargo ¡qué diferente se ve y se siente desde Asilah! Estas mismas aguas que cada año se llevan consigo a algún pescador, percebeiro, surfista o bañista despistado, se desquita de su bravura al llegar a África.

A medida que nos alejábamos de la ciudad, el paisaje que se nos presentaba era un terreno montañoso, con diferentes tonalidades de verde y marrón. En sus montañas, no muy altas ellas, se vislumbraban postes de luz y energía. Se producía en este momento un choque entre tradición y modernidad. Mientras que los postes de la energía simbolizaban el progreso, por el camino los moto-camiones y las burras se convertían en el medio de transporte más habitual.

Mar y montaña en Asilah
Mar y montaña en Asilah

Mohamed, nuestro taxista, quien se enorgullecía de había vivido en casi todos los países árabes y también en Barcelona durante unos años, hacía más ameno el viaje con sus historias acontecidas en países exóticos y bien lejanos tanto en distancia como en cultura al mío propio.

Paseando por el mercado

Así, con estas interesantísimas historias, llegamos a una explanada gigante de tierra con gente yendo y viniendo. ¡Habíamos llegado al mercado! Aparcamos el taxi en la zona reservada para coches y furgonetas y comenzamos la visita guiada por la zona de productos del hogar.

A medida que avanzábamos por los diferentes puestos, nuestro taxista-guía nos explicaba la organización del mercado. “Ahora estamos en la zona de los zapatos”, y a nuestro lado aparecían montones de zapatos usados, unos casi nuevos y otros no tanto, todos apiñados y revueltos entre sí. Ropa, lencería fina, ropa de casa…, cualquier producto que te puedas imaginar, se vendía en este mercado.

Puestos de ropa en el mercado Asilah
Puestos de ropa en mercado Asilah

De los puestos más relacionados con el hogar y la higiene personal, pasamos a los puestos que vendían especias, vegetales y accesorios de cocina. Y fue por esta zona cuando empezamos a notar un olor superbueno a sardinas asadas.

Pero, sin duda, el puesto que más nos llamó la atención, fue el de productos cosméticos. Nuestro taxista nos comentó que tenía un problema en la próstata y como no tenía dinero para ir al médico, quería comprar un remedio natural que fuese bueno para su molestia.

Éste tenía una tienda grande en la ciudad de Larache, pero se dedicaba a ir de mercado local en mercado local, ofreciendo a la gente que no podía desplazarse, sus potajes milagrosos. Entre sus productos destacaban un remedio para incrementar la potencia sexual y otro para alargar el pene. Este último, fue ofrecido a mi compañero entre risas y bromas.

Comiendo en el Mercado local de Asilah

Mohamed nos preguntó si queríamos comer aquí y después de dudar un poco a causa de las escasas condiciones higiénicas, decidimos sentarnos con él. La mesa estaba llena de espinas y entrañas de sardina, al igual que algunas sillas.

Entonces Mohamed mandó a un niño que trabajaba allí limpiarnos la mesa. Después de criticarnos que la gente del campo no sabe trabajar, que no es normal tener las mesas tan sucias. En el “restaurante” del mercado, nos tomamos una ración de sardinas con pan y nos tomamos un té.

>> una ración de sardinas (4 sardinas por cabeza) + 3 tés + 2 bollas de pan = 20mad (1,82€).

Nada más levantarnos, en el puesto de enfrente a las sardinas, los aldeanos podían elegir una gallina de las allí expuestas. Al momento, ya tenían en su haber la gallina escogida, muerta y desangrada. Lo mismo pasaba con el cordero o la vaca. El cliente elegía y el carnicero lo mataba allí mismo.

Tienda cosméticos mercado Asilah
Tienda cosméticos mercado Asilah.

Ya para acabar la jornada, Mohamed nos dirigió hacia un sitio que nos resultó muy curioso. ¡Un aparcamiento de burras! Como éste es el medio de transporte más habitual para la gente que trabaja en la tierra y con animales, los mercados ofrecen un lugar exclusivo para su aparcamiento. 🙂

Después de un par de horas dando vueltas por el mercado local de Ahsilah, cogimos el taxi de nuevo y regresamos a la ciudad para comernos una pastella de pollo y a descansar hasta el día siguiente.

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